Qué desastre

Qué desastre cuando siento un vacío en el estómago. Cuando creo que ya no me importa nada y de repente cualquier detalle me abofetea el orgullo. Y entonces me doy cuenta de que no he borrado nada. Por muchos esfuerzos que yo haya hecho. Por mucho que haya tratado de darle instrucciones claras y precisas a mi cabeza de que hemos pasado página.

Creo que en esos momentos es cuando pone el automático y asiente tranquilamente respondiendo "que sí, tía". Le falta decirme "que ya lo sé". Porque sé que lo que le continúa es "y voy a seguir haciendo lo que me dé la gana".

Tengo un corazón loco que no atiende, que sólo sigue sus propios impulsos y vive inocentemente tirando de mi sin ningún tipo de acuerdo. Y yo le sigo, y luego nos sentamos a llorar abrazados viendo como nos apalean una y otra vez. Porque nos va lo sado. Por si, como la lotería, nos toca algún día.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lo que nunca ha dejado de ser

Cerca

Marihuana