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20.

He renunciado a tantas cosas. He dejado de buscar quién soy y ahora me encuentro con las manos llenas de palabrarerías que no tienen ningún trasfondo. Quizás tengas razón y te diga que me voy.

Me falta

No sabría decirte que me falta exactamente, no siempre he sabido explicarme. De hecho creo que jamás he sabido. Pero me duele, me duele cuando escribo las palabras que realmente pienso, las crudas. Las politicamente incorrectas. Me duele cuando las leo. Sobre las letras, sobre las palabras, aquello que me falta va tomando forma. Forma que crece con cada frase, que llega a alcanzar un tamaño que es capaz de golpearme. Y me golpea en la mente. Tratando de despertarme, de hacerme reaccionar ante algo con lo que no quiero acabar.  Me falta algo para no quererlo acabar. Ves? No sé si me explico, no sé si alguna vez he sabido explicarme. Quiero dejar de intentar comprender para poder encontrarme en un estado en el que poder tomarme unas vacaciones de éso mismo. Desconectar del esfuerzo permanente por saber cuál es el sentido de todo lo que percibo. Y me cansa. Me cansa no tener un día de sol, las ganas de salir a cualquier parte. Me cansa no poder decir abiertamente que es aque

Ausente

Ausente. Estoy tan ausente que apenas escribo. Apenas sé cómo escribir lo que pienso. Ni siquiera soy capaz de escribir lo que veo cuando cierro los ojos. He desaparecido. Desaparecí hace un poco, no mucho. No he estado aquí pero tampoco he estado en otra parte. Ausente. Totalmente ausente. Imaginandome en cualquier otro lugar del mundo, lejos de mí, lejos de todo esto. Pensé en escribirte. Pero no sabía muy bien el qué. Tal vez sobre la envidia de no estar aquí.  Pensé en las muchas cosas que me gustaría hacer, los muchos lugares que me gustaría ver y los muchos idiomas que me gustaría hablar. Y en el miedo a todas ésas cosas. También me gustaría haberte escrito sobre lo poco desconocido que me resultas a pesar de todo. O lo aparentemente conocido. Míralo como quieras. Pensé en mi americana, en mis manos calientes y en en una noche en la que hacía frío cuando no debía.  Necesitaba éso. Exactamente éso. Llevaba demasiado tiempo buscándolo. Y ahondé demasiado. Ausente. He est

Lo que nunca ha dejado de ser

Yo nunca he dejado de ser yo y tú nunca has dejado de ser tú. Vuelvo a casa, y parece que, lo que estoy buscando es estar siempre lejos, para sentirme cerca, para ponerme a prueba. Volver a casa siempre supone reencontrarme con las cosas que van recordandome lo que soy o lo que alguna vez fuí. Cartas sin remitente que se dirigen a mí. Alguna cajita llena de pequeñeces que me devuelven a tardes perdidas que se ocultaban bajo la lluvia. Lapices con los que escribí en papeles que ahora se encuentran perdidos en algún cajón o en cualquier rincón. Palabras que no recuerdo haber dicho, pero que quizás si pensé. Un par de discos de color plata escritos con permanente negro, que yo creía perdidos en el desván dentro de una carpeta naranja. Y lo peor, una fecha y un par de entradas de cine. Un libro que leí en apenas en un par de días y que aún conserva un par de lágrimas en sus últimas páginas. Mis ganas de escribir. Mis ganas de vivir. Ambas llenas de polvo, como todo lo que aún guardo a