Todas esas cosas

A veces creo que debería aprender a llevar una libreta conmigo. Volver a conectar con la intimidad del papel y no dejar que se me escape nunca más nada de lo que me baila en la cabeza. Igual que antes de los teclados y de las pantallas táctiles que usas para esconderte.

Escribir todas esas cosas que generalmente no me atrevo a decirte cuando llega el momento. Todas esas cosas que debería haberte dicho dos horas antes. Todas esas cosas que me has hecho sentir.

Y no te hablo de las cosas que dijiste pero sí de las que callaste y de las que no quisiste compartir. Del no saber qué pasa a tu lado de la pantalla ni dentro de tu cabeza, que a estas alturas ya me parece un laberinto que sólo he visto desde lejos.

Muero de ganas de que me cuentes todas esas cosas, que te quites la escudos y me confieses alguno de tus secretos. Pero no te lo voy a pedir más porque pierde el valor si no sale de ti. Porque no me produce ningún placer si tú no me lo quieres regalar.

Sólo espero que si lo haces, lo hagas antes de que me canse de esperar.

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