Claire de lune
Confieso que me gusta la fotografía, como tantas otras cosas, aunque no tenga mucha gracia para ello. Más que la foto quede bonita me gusta capturar el momento, sin avisar, tal cual está sucediendo. Y más a menudo de lo que debería, el resultado siempre es demasiado natural. Tanto, que la excesiva cotidianidad del mismo hacen que las fotografías pasen muy desapercibidas. Casi como si hubiesen sido tomadas sin querer. Casi como la prueba, antes de hacer la buena. Como la que acaba borrada. Esta noche me ha pasado algo similar. Llego a casa, después de una cena con amigos y unas cuantas partidas de parchís. Entro tarde y todas las luces están apagadas. Todo el mundo está durmiendo. Y entro de puntillas, muy despacito, a tientas. Cuando consigo subir las escaleras me dirijo hacia mi habitación y abro la puerta, también a oscuras. Mi habitación en la que ya no suelo estar, y en la que duermo sólo cuando estoy de visita. En la que ya no queda casi nada de mí. En la que todo me pare...